lunes, marzo 27, 2006

Maratón de Barcelona - 26/03/06

Antonio consagra su bautismo en la mítica distancia de la Maratón.

No quiero robar el protagonismo que merece, pero ardo en deseos de saber de su crónica sobre la carrera. Seguramente que todavías estará aturdido por la multitud de sensaciones que se le estarán agolpando en la cabeza, pero cuando consiga recomponerlas todas, nos complacerá con sus explicaciones, seguro.

Por mi parte, nada más comentar que disfruté como un "enano" de los últimos quilómetros de la Maratón acompañando a Antonio, junto con Pedro y Jesús (el grupo de entrenamiento al completo). En las 3 ocasiones anteriores, el sujeto activo era yo, y a esas alturas no estaba para bromas, ceedme.

Cuando "recogimos" a Antonio en Las Ramblas, enseguida vimos que la iba a terminar muy entero. Se le veía con ganas e ilusión.

Al final, el sabor agridulce de casi siempre, porque somos muy exigentes con nosotros mismos. Quería haber invertido algo menos de tiempo, pero para un debú, es un tiempo buenísimo, 3h 16 minutos. ¿Cuántos lo firmarían?

Bienvenido al club de los maratonianos.

Santos

1 comentario:

Anónimo dijo...

La maratón de Antonio.

Nada de maratón de Barcelona, ésta ha sido, si ninguna duda, la maratón de Antonio, y así la recordaré toda mi vida.

Aunque yo tenía la intención de hacer un diezmil de la mejor manera posible, aquella mañana no estaba preocupado de mi carrera, los nervios que pasaban por mi estómago eran debidos a que por fin iba a ver como mi primo cumplía uno de nuestros sueños.

Seguramente otro año modificarán la fecha de la carrera, ya que el cambio horario nos afectó un poco a todos. Aún así allí estábamos, puntuales a las 7:30h de la mañana para ir a correr.

El diezmil fue muy duro, demasiada subida al principio. Desde plaza a España a la diagonal los quilómetros se hicieron eternos.
En seguida, decidí tirar fuerte, sin darme cuenta de que dejaba a Santos detrás. Fue un momento de enfado con algún que otro corredor poco solidario que encima de cerrar el paso se enfadaba por pedírselo.
Mi ritmo era fuerte pero la subida hacía daño, así que poco a poco fui estabilizando una velocidad de 4’ el kilómetro después de haber ido marcando tiempos de 3’40’’.
El paso por la mitad de carrera fue en 19’16’’, mucho peor de lo esperado, pero muy bien ya que la subida no había mermado demasiado las posibilidades de un buen registro. La bajada fue genial. En seguida Raquel Parrado, una habitual de estas carreras y también mi rival más directo en las últimas competiciones, me avanzó. Lejos de pensar que no podía con su ritmo me crecí y tire de ella. Por un poco de miedo y por asegurar el acabar entero no acabé bajando de 38’ e hice 38’03’’ pero para mí ya es más que suficiente y algo que hacía mucho tiempo que no era capaz de conseguir.

Una vez acabada nuestra carrera, Santos, Helena y yo nos fuimos a reponer fuerzas y hacer tiempo para reengancharnos a Antonio en su particular lucha contra la mítica distancia.

En el kilómetro 38 la gente no animaba demasiado y allí nos apostamos para apoyar, animar e informar a todos los corredores que pasaban. Hicimos exactamente lo que nos gustaría que nos hubieran hecho cuando corremos y espero que a nadie le supiera mal. Aquí empecé a preocuparme un poco porque Antonio tardaba en llegar, pero yo sabía que llegaría y estaba convencido. Así fue, lo vi desde lejos y la emoción invadió mi cuerpo, sabía que iba a llegar a meta y aunque su cara mostraba lo duro que puede llegar a ser nuestro deporte, sus piernas iban lanzadas y el ritmo no era malo. Nos enganchamos a él y a Jesús e intentamos llevarle de la mejor manera posible.
Íbamos como cuando rodamos un domingo, aunque Antonio no llevaba las sensaciones de dar un paseo. Aún así, algo tuvo que reactivarle porque en el último kilómetro apretó el ritmo y al grito de “força AEM” tiró hacia la meta a mayor ritmo. Nosotros nos salimos del flujo de carrera y disfrutamos viéndolo llegar.
Imagino las sensaciones que tuvo y pienso en lo grande que tuvo que ser para él.

Si normalmente estoy orgulloso de mi primo, éste día contribuyo a que todavía lo admire un poco más. No sólo por la carrera, sino por todo lo que hemos compartido preparándola y comentándola.
¡Felicidades tío! ¡Y te espero para hacer una juntos!